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martes, 13 de mayo de 2014

Cuadro de Ikea, personalizado

Ikea hace tiempo sacó en su catálogo un cuadro que traía en su interior a modo de foto o lámina una obra de Lola Frazer
A pesar de ser una lámina bastante bonita y elegante, mi madre pensó que podía sacar algo más del cuadro además del diseño y del predominio del color blanco.


Ilustración del cuadro de Lola Frazer e Ikea


En la misma tienda, decidió comprarlo con la idea de que el cuadro no iba a quedarse así de monocromático. Ella ya sabía que tanta uniformidad iba a ser rota por colores vivos y brillantes.

Pero ¿Qué hizo con el cuadro y cómo lo hizo?  Su idea era darle un diseño propio sin romper el trazo original de Lola Frazer, es decir, darle al cuadro su sello personal. Lo que iba a hacer es poner  en los huecos de la lámina retales de colores para así hacer un contraste entre el blanco del fondo y del marco. Para potenciarlo, le añadirá botones de la misma gama cromática.

Lo primero que hay que hacer entonces, es buscar materiales que den el colorido a la lámina. En este caso retales de colores saturados con una trama de cuadros pequeños. Pueden usarse o bien retales, o bien otros materiales como cartulina o papel. El abanico es inmenso.
Para hacerlo más completo y original se pueden añadir elementos más pequeños que combinen o contrasten con los retales. En el caso de mi madre se buscó unos botones de colores (más o menos de los mismos tonos de las telas, y dos por mariposa)

Para pegarlo todo usar un tubito de pegamento o silicona y para adecuar los retales a la lámina, unas buenas tijeras para cortar tela.

Estos son los materiales para poder comenzar a personalizar el cuadro.




Ilustración de los materiales.



Una vez que tuvo los materiales sobre la mesa se puso manos a la obra. Sus palabras fueron éstas cuando me contó el proceso para personalizar el cuadro: “Pon en Internet que los pasos son muy sencillos pero hay que tener muchísimo cuidado a la hora de trabajar ya que el margen de error es pequeño y cualquier error puede estropear el cuadro entero”

Bien, lo que hizo mi madre fue:

1. Desmontar el cuadro con cuidado y extraer la lámina del marco y la contraportada.  Cuidado con no doblarlas.

2. Cuando se tenga la lámina totalmente separada se le da  la vuelta y se pone del revés ( el anverso lleva la firma del artista, así que fijaros antes)

3. Llega el momento de usar los retales.  Basta simplemente con coger un trozo de tela y recortarlo un poco para pegarlo en el hueco de las alas de una mariposa. (Ojo, debe sobrar tela por los bordes. No puede estar al ras del hueco)

4. Pegar los trocitos de tela hasta cubrir todas las mariposas (las respectivas alas de cada una). Una vez acabado, el reverso de la lámina debe quedar casi recubierto de retales de distintos colores.

5. Dejamos secar la silicona y cuando esté totalmente seca, damos la vuelta a la lámina para pegar los botones en las partes donde veamos los retales. Los botones rojos por ejemplo, en la mariposa de color rojo.

6. Para acabar, dejamos otra vez secar y listo. Montamos otra vez la lámina en el marco y le colocamos la contraportada.




Hay que saber que las telas no se colocan en las alas, sino en los huecos de las alas.


Ilustración del cuadro ya personalizado





Hay por la red varios de estos cuadros en los que le han dado también color y originalidad. Con esto me refiero a que aunque la idea de mi madre es original y muy colorida, también se pueden usar distintos materiales y aplicar distintas ideas, tonos y motivos.
Así que mi madre ha dado la idea, yo la he difundido y vuestra misión es personalizar vuestros cuadros como mejor se adapten a vuestras habilidades, gustos y preferencias.


¡A decorar!


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